¡Nos vamos al mercado!
Tradicionales puntos de encuentro e intercambio, los mercados han sido siempre espacios que han provisto a los habitantes de las ciudades de múltiples productos de primera necesidad. Hoy en día, a pesar del crecimiento de otro tipo de establecimientos, muchos de estos mercados se han convertido en joyas arquitectónicas de obligada visita, rehabilitados para un disfrute que va más allá de la simple compra de los productos de calidad que ofrecen pues, además de ser impresionantes a la vista, se saborean, olfatean, tocan y se escucha el bullicio que conserva el ambiente tradicional de los barrios y que conecta directamente con la esencia de la ciudad.
1. Mercado de la Boqueria (Barcelona)
Nacido como mercado ambulante en las Ramblas de Barcelona, en la actualidad forma parte de la red europea Emporion de mercados de alimentación de excelencia y posee una gran cantidad de premios, entre los que destaca el de “mejor mercado del mundo” otorgado en el Congreso Internacional de Mercados celebrado en Washington DC en 2005.
Los 300 puestos que conforman la que se ha convertido ya en una de las principales atracciones turísticas de la ciudad condal y del barrio del Raval, ofrecen productos de primera calidad e integran al visitante en un ambiente comercial en el que la comunicación y las relaciones interpersonales entre comprador y vendedor perviven aún hoy.
2. Mercado Central (Valencia)
Situado en la Ciutat Vella de Valencia, se ha convertido, junto con la Lonja de la Seda y la Iglesia de los Santos Juanes, en uno de los edificios más emblemáticos y visitados de la ciudad.
El Mercado Central de Valencia tiene también sus orígenes como mercado ambulante hasta que en 1910 los arquitectos Alejandro Soler March y Francisco Guàrdia Vial, ambos influidos por el estilo modernista, desarrollan un nuevo proyecto que finaliza en 1928 a manos de Enrique Viedma y Ángel Romaní.
A principios del siglo XX se inserta en el progreso tecnológico y mercantil de la época, pero siempre manteniendo el potencial agrícola de la huerta valenciana. Un proceso que se refleja en la ornamentación interna y en la estructura modernista que lo define: cúpulas de hierro, cristal y cerámica coronadas con las veletas de la cotorra y el pescado que dibujan el alto del paisaje de la capital del Túria.
Los casi 400 comerciantes independientes se distribuyen entre los dos pabellones que conforman el edificio. Es el mayor centro de Europa dedicado a la especialidad de productos frescos y el primer mercado del mundo que afrontó el reto de la informatización de las ventas y distribución a domicilio desde nada menos que 1996.
Fue en el Mercado Central de Valencia donde, además, tuvo lugar en 2007 la fiesta de lujo organizada por la firma italiana Prada, y a la que acudieron famosos del mundo del cine y de la moda como la actriz Demi Moore.
3. Mercado de San Miguel (Madrid)
Charcutería, pescados, frutas y verduras, cosméticos, dulces, vinos, yogures… todos los productos de primera calidad que os imaginéis los podéis adquirir en los diferentes puestos del mercado. Asimismo, también podéis hacer una pausa y sentaros a comer en alguna de las muchas mesas distribuidas en el interior, a la vez que os deleitáis del magnífico ambiente de la plaza de San Miguel, en pleno centro de Madrid.
Su construcción, concluida en el año 1916, se desarrolló bajo la dirección de Alfonso Dubé y Díez y actualmente está considerado Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
4. Mercado de Colón (Valencia)
Son patentes las influencias modernistas catalanas en este edificio inaugurado en la Nochebuena de 1916. Esta vez a cargo del arquitecto Francisco Mora, que proyectó el estilo a través del espacio longitudinal de tres naves acabadas, en sus extremos, con dos portadas en forma de arcos triunfales de preciosa ornamentación.
El Mercado de Colón, situado en una de las zonas más comerciales y concurridas de la ciudad de Valencia (en el primer Ensanche concretamente), es más que un espacio destinado a la compra de productos, pues, además, incluye cafeterías y puestos donde “picar” alguna cosa.
Asimismo, cada domingo tiene lugar una actuación musical a cargo de alguna de las múltiples bandas de música que pertenecen a la ciudad de Valencia o sus alrededores.
5. Mercado Lonja del Barranco (Sevilla)
Considerado Patrimonio Histórico de la Humanidad, nace como respuesta a la necesidad de una Lonja en la capital andaluza. Eiffel fue presumiblemente el encargado de su diseño en 1861, aunque la obra no finalizó hasta 1883.
Con un total de 1.200 metros cuadrados distribuidos en dos plantas, alberga 20 puestos de hostelería de gran reputación de la ciudad y se ha convertido en un espacio polivalente en el que diariamente se desarrolla la actividad gastronómica, así como la lúdica y cultural.
6. Mercado Central – Lanuza (Zaragoza)
Monumento Nacional desde 1978 y Bien de Interés Cultural desde 1982, fue diseñado por el arquitecto Félix Navarro, que contó con el trabajo del tallista decorador Jaime Lluch.
Situado junto a las murallas romanas, ocupa un lugar privilegiado en pleno centro histórico de la capital aragonesa que ofrece hasta 200 puestos de quesos, bacalao, charcutería, dietética, carnicería, entre otros productos que nos acercan a los mejores sabores y olores de esencia zaragozana.
7. Mercado del Puerto de la Luz (Las Palmas de Gran Canaria)
Ubicado en un edificio modernista, construido con hierro forjado en 1891 y remodelado en 1994, lo que lo convierte en el ejemplo más claro de arquitectura de hierro de Gran Canaria, una arquitectura pareja a la historia de las últimas décadas de las Palmas de Gran Canaria y su desarrollo socio-económico. Destacan los elementos decorativos, que muchos autores han clasificado de art nouveau, así como el vidrio como elemento importante en la ornamentación.
Una particularidad del mercado ha sido la disposición en toda su planta de tiendas comerciales hacia el exterior del recinto. Y aunque los inicios de la historia de este edificio responden a las necesidades de provisión de los habitantes de la zona, hoy en día sigue siendo un punto de compra-venta importante y un recinto interesante para visitar si os dejáis caer por la isla.
Los mercados son monumentos que no sólo se disfrutan a la vista, sino que también se viven intensamente. Formaréis parte de un ambiente que conecta con la historia de la ciudad, en el mismo presente, y que mantiene las relaciones interpersonales que durante décadas han creado vecindario. No os arrepentiréis, así pues, si los incluis en vuestro itinerario turístico.