Cada vez es más habitual que los colegios hagan jornadas continuas y que los niños después de comer ya tengan toda la tarde libre. Para otros, las clases terminan alrededor de las 16 o las 17 horas y sin embargo tienen muchas cosas por hacer hasta la hora de cenar. Los padres no siempre podemos estar con nuestros hijos cuando éstos terminan su jornada escolar y por eso las actividades extraescolares son la mejor solución para la mayoría.
Por otra parte, los niños tienen que disfrutar del tiempo libre para hacer aquello que más les gusta: deportes, música, arte… ¿Y qué mejor forma que hacerlo cuando terminan las clases?, ¿no? Pero, ¿realmente es lo que los más pequeños quieren? ¿Nos escudamos a veces en estas actividades por no poder pasar más tiempo con ellos?
Actividades extraescolares: beneficios y límites
Beneficios de las actividades extraescolares
- Desconexión
Cuando terminas de trabajar seguro que llegas a casa cansado, aunque hayas estado todo el día sentado en la oficina. Pues a los niños les ocurre lo mismo. Los adultos pensamos muchas veces que “ojalá pudiéramos volver al cole en vez de ir al trabajo”, pero para ellos son jornadas largas y agotadoras. Cada día es un reto nuevo: tienen que esforzarse, estudiar, aprender nuevos conceptos y por ello también necesitan tener al día un rato de desconexión. Por eso, uno de los beneficios de las actividades extraescolares es que sirven para olvidarse de los pequeños conflictos que hayan tenido a lo largo del día, porque aunque sean niños también tienen sus propios problemas.
- Disfrutar del ocio
Generalmente, las actividades que realizan los niños son las que a ellos más les gusta (o eso debería ser). Algunos se decantan más por los deportes y otro niños se inclinan más hacia el arte… Pero nunca hay que olvidar que estas actividades fuera del horario lectivo deben ser amenas y formativas, pero sobretodo deben ayudarles a desconectar. Desde el momento en el que se conviertan en una obligación o que les absorban demasiado tiempo libre, habría que replantearse su utilidad.
- Sociabilidad
La mayoría de las actividades extraescolares se realizan en grupo, por lo que la interacción con los compañeros está asegurada, de ahí que sean perfectas para que los más pequeños aprendan a socializar. Aunque pensemos que en el colegio ya están rodeados de amigos, este tipo de actividades les sirve para ampliar círculos sociales, ser más extrovertidos, conocer niños con intereses comunes y, en definitiva, a llevar a cabo tareas en equipo.
- Creatividad y responsabilidad
En casa o en el colegio los niños están en un entorno “conocido”, por ejemplo tienen la seguridad de tener a sus propios amigos, se respaldan en sus padres o en el profesor ante un problema… En una actividad extraescolar les toca ser más independientes, desarrollar su creatividad y ser más responsables ya que han salido de esa zona de confort. Además, al tratarse de actividades que les gusta realizar, los niños sacan lo mejor de ellos y se esfuerzan para seguir adelante con aquello que tanto les motiva.
Límites de las actividades extraescolares
- No consultar con el niño
Muchas veces pensamos que como son niños no tienen la más mínima capacidad de decisión, y lógicamente en muchas circunstancias es así, pero cuando hablamos de su tiempo de ocio debemos hablar con ellos. Muchos adultos se sorprenderían de lo que su hijo puede llegar a opinar si mantiene una conversación “seria” con su pequeño. No hay que subestimarles y debemos tener en cuenta que desde una edad temprana son capaces de saber qué quieren y qué no les gusta. Habrá actividades que los padres quieran que realicen para mejorar su formación (como estudiar idiomas o ir a clases de refuerzo), en ese caso se recomienda hablar con los niños sobre los beneficios de su asistencia y de ninguna manera plantearlo como una imposición.
- ¿Extraescolares o guardería?
Te has planteado apuntar a tu hijo a una actividad extraescolar, ¿porque realmente lo necesita o porque no puedes estar ese tiempo dedicado exclusivamente a él? Si tu respuesta es la segunda opción tienes que plantearte varios aspectos. El primero es si realmente tu hijo es feliz haciendo esa actividad, después si no hay otra solución en la que pueda aprovechar mejor ese tiempo (estar con amigos, familiares, jugar…), y por último, ¿has pensado en que pronto será adolescente y tomará sus propias decisiones? Como sabes, el tiempo con los niños vuela así que haz que su infancia sea lo más feliz que puedas y disfruta todo lo posible a su lado.
- Gasto económico
Por supuesto hay que tener en cuenta que todas las actividades extraescolares tienen un coste económico y a veces podemos ahorrarnos ese gasto. ¿Realmente le gusta al niño? ¿Hay otra forma de emplear ese tiempo en otro tipo de actividad? Puede que esté asistiendo a clases de natación durante todo el año y no le atraiga nada esa actividad. Tú, como padre o madre, estás invirtiendo tu dinero y quizá con un campus de verano tu hijo perfeccione su técnica de natación y aproveche más el tiempo que a lo largo de la temporada escolar.
- Insistir en una actividad
Otro grave fallo que cometen muchos padres es insistir en que sus hijos realicen lo mismo año tras año. Si al niño le gusta y le motiva por supuesto que sí, pero, ¿qué ocurre cuando no es feliz tocando el piano y sus padres le obligan a hacerlo? ¡Que lo acaba odiando! Por eso insistimos de nuevo en el diálogo con los pequeños, y si hay una actividad que sí creemos que será útil en su futuro como hay que hacerle ver el lado positivo, pero nunca convertirlo en una imposición.También es muy común que muchos padres proyecten en sus hijos sus motivaciones y frustraciones. Si no lograste ser campeona de gimnasia rítmica, no obligues a tu hijo a entrenar todos los días de la semana para que él sí lo sea.
Y tú, ¿a qué actividades extraescolares quieres apuntar a tus hijos? Después de leer este artículo debes valorar bien los beneficios que le pueden reportar al niño, y sobre todo tener en cuenta que es necesario dialogar con él para conocer si esa actividad es la que el pequeño realmente quiere.