Si te pedimos que visualices los siguientes lugares: “Ciudad de las Artes y las Ciencias”, “Torres de Serrano” o “Playa de la Malvarrosa”, e intentes relacionarlos con una ciudad en concreto, de inmediato pensarás en Valencia, ¿verdad?
Ahora bien, si en lugar de esos lugares te pedimos que pienses en “sabana africana”, “bebés jirafa” o “bosques ecuatoriales”, lo más probable es que tu imaginación viaje de inmediato a la África profunda, y es normal, no andarías muy equivocado. Sin embargo, estos conceptos están mucho más relacionados con los del primer párrafo de lo que te puedas imaginar. Y es que -aunque parezca mentira- hoy es posible visitar las Torres de Serrano por la mañana, comerse un buen arroz en la Malvarrosa a medio día y disfrutar de un café con vistas a la sabana por la tarde, mientras pastan apaciblemente las jirafas.
Qué no, no hemos perdido la cabeza. Te decimos esto porque en Valencia existe un lugar que no deberías olvidar bajo ningún concepto en tu visita a la ciudad. Tengas muchos o pocos días, deberías reservar al menos un par de horas para visitar el Bioparc, un espacio de conservación de animales salvajes en plena ciudad.
El Bioparc no es un zoológico al uso
Esto es lo primero que debes tener en cuenta a la hora de organizar tu visita al centro. La filosofía del Bioparc está basada en el concepto de “zoo-inmersión”, por la cual arquitectos e ingenieros han conceptualizado el diseño del parque para recrear de la manera más fidedigna posible los hábitats naturales de los animales. En el Bioparc prima el bienestar de los animales por encima de todo, por lo que no encontrarás barreras artificiales, ni pantallas de pvc que dividan y encierren a los animales.
En este sentido, el paisajismo es uno de los pilares sobre los que se asienta la filosofía del Bioparc. Las diferentes especies vegetales, propias de los hábitats recreados, combinadas con otras de origen mediterráneo, permite que tanto animales como visitantes puedan sentir el equilibrio existente entre todos los elementos de la fauna, de la flora e incluso de la geología que dan forma a los diferentes ecosistemas.
Todo esto da lugar a que, para el visitante, la experiencia sea lo más real e intensa posible, y es que, ¿a quién lo le impresiona ver lémures saltando por encima de su cabeza o a las leonas descansando sobre los peñascos, a apenas treinta metro de las cebras?
La conservación, el objetivo final
Sólo mediante el conocimiento se puede crear una conciencia real. Dicho en otras palabras, cuanto más alejada esté la sociedad de la naturaleza más difícil será inculcarle un verdadero sentimiento de respeto por ella. Y esto es precisamente uno de los principales objetivos del Bioparc: acercar la naturaleza a niños y mayores para despertar en ellos el respeto al medio ambiente.
En este sentido, Bioparc destina una buena parte de sus beneficios a financiar su fundación “Fundación Bioparc” a través de la cual se desarrollan diversos proyectos que tienen como fin ayudar a la conservación de los bosques tropicales y mediterráneos del mundo.
Así que ya sabes, si estás por Valencia, el Bioparc debe figurar en tu lista de visitas sin ningún tipo de dudas. Disfrutarás de un plan alternativo, para toda la familia y pondrás tu granito de arena para la ardua tarea de la conservación del medio ambiente.