París -y Francia en general- tienen el honor de haber dado al mundo lo que conocemos hoy como gastronomía moderna: el vocabulario, los tiempos de las comidas, el protocolo de la mesa y el orden de los platos; al margen de las recetas y de las tradiciones locales. Es por ello que en los últimos dos siglos, los restaurantes franceses -y parisinos- han ocupado un lugar privilegiado en el imaginario colectivo a la hora de hablar de restauración y gastronomía. Si hacemos la prueba y preguntamos a cualquier persona al azar por el primer país que se le viene a la mente cuando hablamos de restaurantes y cocineros, dirán, casi con toda seguridad «Francia».
París concentra una enorme cantidad de restaurantes por metro cuadrado, lo que hace que la oferta sea tan variada como adaptada a los distintos bolsillos. Desde los famosos gyros griegos en la zona del Barrio Latino hasta los exclusivos «estrellamichelines», pasando por los bistró y brasseries que encontramos a cada paso, en cada barrio, las opciones para comer en París son enormes – y no tan caras como se piensa- .
En París, como en toda Francia- funciona muy bien el sistema de formules (menús), gracias a la cual se puede comer decentemente sin gastarte un dinero que no tienes. Las formules son menús de medio día (por lo general) en las que se puede elegir dos o tres de opciones: plato principal + postre; plato principal + bebida o entrada + plato principal. En el centro estos menús pueden salir por unos 20/25€ según el lugar y si te retiras de las zonas más turísticas puedes llegar a comer un menú muy completo por 15€. La cuestión, como en todo, está en saber buscar.
En París, la solera se paga
Como no podía ser de otra manera, vamos a empezar por los clásicos, por aquellos restaurantes que son, en sí, una institución. Sus nombres, sus salones, sus cocineros y su clientela han sido retratados en innumerables películas, novelas o crónicas y forman parte del elenco de los grandes restaurantes franceses. Eso sí, en París a veces vale más el nombre y la solera que otra cosa, por lo que puedes estar seguro que en estos restaurantes vas a pagar una buena cuenta.
Este mítico restaurante abría sus puertas al público en 1862 para dar servicio de restaurante al famosos Hotel de la Paix, a pocos metros de la Ópera. En los últimos 150 años, sus elegantes interiores han visto sentarse a la mesa a importantes personalidades de la sociedad francesa -y occidental- desde Guy de Maupassant hasta Oscar Wilde.
En 1899 abría sus puertas en los Campos Eliseos para dar servicio a varios hoteles de la zona a los que se asoció. En 1990 era declarado monumento histórico de la ciudad. Este es otro de los grandes restaurantes históricos de la ciudad en los que, al menos, merece la pena para para hacerse una foto en la puerta.
Junto al mencionado anteriormente forman, quizás, el tándem más famosos de la restauración parisina. Desde que abrió sus puertas por primera vez en 1893 en el parisino barrio de La Madelaine fue todo un referente en la ciudad, ganándose el privilegio de ser uno de los más frecuentados por los protagonistas del París de la Belle Époque.
Este restaurante hunde sus orígenes en el París pre-revolucionario de 1848, y gana su fama a durante la Belle Époque. Dicen que Lenin jugaba en sus mesas al ajedrez con Paul Fort y que Paule Verlaine se dejaba caer cada noche, junto a Baudelaire o Cézanne.
Comer bien a buen precio
En el número 41 de la Rue Monsieur-le-Princ se encuentra este bistró fundado en el s. XIX. Su cocina tradicional es un regalo para el paladar; aquí podréis probar platos típicos como la sopa de calabaza. El precio del menú es de 22€.
Para los amantes del marisco este es el lugar idóneo. Situado en el número 15 de la rue Lagrange, este local especializado en mariscos y delicias del mar es un lugar perfecto para una cenita romántica. Probad las delicatessen más sofisitcadas por entre 15 y 26€.
¡Sopas y más sopas! En Francia la sopa es toda una institución y en este local lo saben bien. Situado en el 33 de la rue de Charonne, aquí podréis probar hasta seis variedades diferentes por entre 4 y 7 €. Si os acercáis para desayunar, encontraréis un menú compuesto de una sopa, una ensalada o degustación de quesos y bebida por solo 11€.
Esta panadería se suma a la formula de éxito de muchas otras panaderías en París: servir snacks de calidad para picar. Aquí podréis encontrar bocadillos y ensaladas para parar a medio día, todo elaborado con ese saber hacer tan francés y con los mejores ingredientes. Lo encontraréis en Montmartre.
Algunas franquicias muy francesas
Podrás encontrar hasta 4 establecimientos de esta cadena en París. Son famosos desde 1959 por su célebre entrecot en salsa y patatas fritas «à volonté», es decir, hasta que no puedas comer más.
Esta franquicia la podrás encontrar en todo el país y es una de las más queridas por los niños. Son famosas por sus carnes, por sus menús infantiles y por el simpático hipopótamo que es su imagen.
El Mc Donald’s francés. En esta cadena de comida rápida, con establecimientos en todo el país, encontrarás lo mismo que en el Mc Donad’s o el Burguer King al mismo precio.
Otra franquicia, esta vez especializada en bocadillos y ensaladas. Sería el equivalente francés a nuestro Pans & Company.