Querido Papá Noel,
La Navidad ya está aquí y como cada año, trae consigo esas “maravillosas” (y nada cansinas) situaciones que se repiten año tras año. Vamos, que las vacaciones de Navidad que me cogí en un principio para descansar, están siendo interrumpidas una y otra vez por mis vecinos, mis amigos y absolutamente to-da mi familia. Sí, toda, incluyendo los hijos pequeños de mis primos (¿en serio no se puede hacer nada para que dejen de llorar?).
Los regalos
Además de haberme pasado toda una tarde recorriendo todas y cada una de las tiendas del centro comercial buscando el dichoso último barco pirata de Playmobil, tengo que hacer espacio en mi maleta para llevarme todos los regalos, claro. Querido Papá Noel, ¿me explicas cómo puedo llevarme este enorme jamón serrano con las nuevas reglas de equipaje de mano de Ryanair?
La comida
Y qué decir de la cena de Nochebuena y posterior comida de Navidad. Todos conocemos esa sensación de no poder levantarte de la silla a no ser que quieras ver el botón de tus vaqueros saltar cual tapón de botella de champán. Pero no te preocupes, que esto no impide que la abuela te sirva una y otra vez sin parar hasta que no quede alimento disponible en cocina. De hecho es la única que piensa que has adelgazado, cuando no es así. Tú y yo sabemos que en realidad has engordado 6 kg desde que cortaste con tu ex (“Estás con la piel en los huesos, ¿no sabía cocinar o qué?” – La Abuela dixit)
Abrir los regalos
Bueno y qué me dices de ese momento de abrir los regalos. No sé a quién queréis engañar diciendo que es precioso ese instante en el que la tensión se puede cortar en el ambiente, y que se ve acrecentada gracias al tío Miguel y su nuevo iPhone persiguiendo a los niños hiperactivos (en serio, ¿qué vitaminas toman?) saltando por todas partes. Déjame adivinar… qué serán mis regalos… Dinero, un pijama, una colonia que huele horrible… Muchas gracias queridos familiares por vuestras muestras de creatividad. Están al nivel de los calcetines que me regaló mi amigo invisible del trabajo.
Esas amenas charlas en familia
Ay, Papá Noel, esta es mi parte favorita de toda comida familiar. Adoro ese momento de la eterna sobremesa, en el yo estoy en mi esquina, en silencio, siendo invisible tranquilamente y el tío José Manuel recuerda que existo. Nuestro querido José Manuel, al que todo le va bien en la vida, me mira sonriente y me formula la esperada pregunta “Entonces qué, ¿has encontrado pareja o sigues en Tinder?” seguida de una jocosa carcajada que provoca que todos los ojos presentes en esa mesa se giren hacia mi. Fabuloso.
Los inspiradores propósitos de año nuevo
Pero bueno, que en realidad, la Navidad me encanta ¿eh? He comido bien, he recibido regalos, aunque igual me falta algo de bebida para acompañar tanta alegría y felicidad. Querido Papá Noel, ¿podrías traerme un pack de cerveza belga? Necesitaré tomarme un algo para sobrellevar las navidades.
Traumas de la infancia
Bueno, disculpa Papá Noel. Igual exagero un poco, pero ¡tengo mis razones! ¿Recuerdas aquel día que nos vimos en el centro comercial? Yo sí. Tengo una foto como prueba. Ese día preguntaste qué quería y cuál fue mi decepción cuando no me trajiste aquel dragón que te pedí.
Al parecer jamás encontraré pareja (#foreveralone)
Guardar los adornos
Y tras todos estos momentos cumbre de las navidades llega el último, el irrepetible, el único: quitar todos los chismitos del árbol, las guirnaldas y los adornos varios de navidad. Siempre me ha parecido curioso la cantidad de gente que hay para abrir los regalos y la poca que hay para guardar el árbol. Menos mal que contamos con la preciada ayuda del miembro más dadivoso de la familia: Félix.
Es el más eficaz quitando las bolas del árbol (aunque no puedan usarse de nuevo…). Por cierto, Papá Noel, olvida el dragón, el año que viene tráeme otro Félix, este solo duerme (creo que se le ha estropeado la batería).
En el fondo te quiero Papá Noel
Venga, cuento contigo para el año que viene. Seguro que me traes todo lo que te pida, ¿a que sí? Porque si me pones en la lista de personas que se portan mal, ya sabes que siempre puedo llamar a un par de amigos… los accidentes en trineo están a la orden del día….
Y ya está Papá Noel. Ya te he comentado este par de puntos que quería aclarar. Tú no te preocupes, que yo sí que creo en ti. No como esa panda de amigos que tengo que dicen que no existes y que eres el fruto de un complot que se dedica a hacer creer eso a los niños de todo el mundo. Bueno Santa, nos vemos el año que viene. Además, ese día ya te adelanto que ni siquiera me iré a dormir para asegurarme de que haces bien tu trabajo.
Si no, te prometo que el año siguiente me iré a alguno de estos 6 destinos para huir de la Navidad. Eso sí que es vida. ?